Por Sergio Rinaldi
Uno de los momentos simbólicos de la conmovedora Suite Habana, del director de cine cubano Fernando Pérez, llega cuando el anciano cuida-parques se acerca a un John Lennon de bronce recostado sobre el antiguo banco de plaza, toma la réplica de las icónicas gafas teashades en sus manos, suspira y nos dice con un gesto: “a salvo... mañana será otro día”.
El anciano retrocede y se sienta en un banco humilde, oblicuo a John, se presta “a cuidarlo” toda una noche que le tiene reservada lluvia a mares bien caribe, es su turno, y no tiene más resguardo que un chubasquero y su lento mirar.
Paradojas del (mal) tiempo.
El Parque Lennon está ubicado en el hermoso barrio de El Vedado, en la calle 17 entre 6 y 8. En noviembre de 2002, George Martin, el mítico productor discográfico, arreglista, compositor, ingeniero de sonido, músico y director de orquesta británico, estuvo allí y estábamos allá.
Fue su primera y única visita a La Habana, como parte de un programa de actividades que se llamó Islas e Ideas. Tenía 76 años.
Pidió que lo dejaran solo y se sentó durante un breve tiempo al lado de John, parecía hablarle con sus ojos. Luego llegaron las fotos y en un aparte, medio en broma, nos dijo: “Se veía más cuidado y alto de lo habitual”.
Nos quedamos en su bucear de recuerdos para preguntarle al otro día, ¿cuándo había sido la última vez que había visto a John Lennon?
“Como tres meses antes de morir, pasé con él una tarde y una noche en su casa de NY. Hablamos de muchas cosas, Yoko se mantuvo alejada hasta que le dije: Bueno John, salúdame a Yoko…, ahí fue cuando apareció y abrió la boca: «Estuve mirando tu carta astral», porque ella era una persona que quería ver el futuro, y me dijo, «Durante el próximo año usted tiene que dejar el lugar donde está viviendo y viajar al sudeste, dar la vuelta al mundo y luego regresar a donde está… Y si hace eso cambiará su vida», entonces le dije que seguro lo haría, para empezar y no fracasar el divorcio. Después dejé Los Ángeles y fuimos a inaugurar un estudio en Montreal, le mandé una postal que decía: Salí de mi casa, llegué hasta Montreal, ¿ya es suficiente? Y afortunadamente me dijo que sí, ella tiene buen sentido del humor.”
Luego de la visita al Parque Lennon, su intensa agenda en La Habana apretaba la ida al Museo de Bellas Artes; un concierto en su honor; su conferencia magistral ¿Cómo se grabó Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band? y la entrega del Honoris Causa en Arte. Como corresponsal de prensa cubrí todas las instancias.
El Concierto nos convocó al Teatro Amadeo Roldán, a pasos del malecón habanero, la programación tenía prevista la presentación del maestro Leo Brower frente a la Orquesta Sinfónica Nacional para interpretar su suite From Yesterday to Penny Lane, ejecutada por el destacado concertista de guitarra Joaquín Clerch, llegado de Austria para la ocasión.
Se incorporaron al homenaje importantes figuras de la música cubana como Gerardo Alfonso, Luis Manuel Molina y Roberto Carcasés -muy aplaudido en su versión de I want you (She´s so heavy), entre otros.
Luego, invitado por Leo, Martin subió a escena y sobre los arreglos originales de Hey Jude y Yellow Submarine dirigió a los músicos. Todos los que estábamos allí, de pie, coreamos los antológicos temas acompañando a Martin en la ilusión de un abrazo compartido.
Camino al vestuario, empapados en sudor por el calor de la gente, nos cruzamos con un Martin a pleno: “Cumplí mi sueño de escuchar músicos cubanos en vivo, tocando sus instrumentos...esta audiencia es hermosa, me estoy enamorando de Cuba", aseguró muy emocionado y nos regaló esta foto, con 18 años menos y unos cuantos kilos de más...
George Martin nació en Holloway, al norte de Londres, en una humilde familia. Cuentan que aprendió a tocar el piano solo y luego de pasar como adolescente la dureza ejemplar de la guerra, comenzó a organizar grupos musicales.
¿Cuál de las canciones que tocaba cuando muchacho por el St. James Park recuerda con más cariño ?
“He tocado por muchos parques. Era un estudiante de música joven, nunca pensé que iba a ser un productor discográfico y en ese momento quería ser Rachmaninov. Y mi pieza favorita era: «Preludio a la siesta de un fauno», de Debussy.”
Estamos en el Instituto Cubano de la Música, Martin se encuentra a gusto, al fin y al cabo está en la casa de una de las escuelas de música referentes en el mundo, por eso no esperó para decirnos: “Los Beatles tenían tanta curiosidad como yo sobre la música cubana. Paul en una ocasión llegó con su hijo hasta la Casa de la Trova en Santiago de Cuba, en una visita fugaz de cuatro horas, a puro son montuno. La música hoy es como un crisol, está muy mezclada”.
La misma curiosidad lo atrapó cuando en 1962 conoció a los Beatles, siendo ya productor discográfico de jazzistas y de comediantes... “En aquel entonces no sabía que hasta nuestra propia compañía los habían rechazado...y cuando le sugirieron mi nombre a Brian (Epstein), él se dio cuenta de que había tocado fondo. Yo era el comodín del juego de cartas”.
Imagínense por un instante estar en los Estudios Abbey Road, es junio, como ahora, pero pasaron 60 años, hasta allí nos llevó George Martin con su relato:
“A mi me cayeron bien aquellos cuatro jóvenes, por su alocado sentido del humor y su actitud general ante la vida... ellos, por su parte, sabían lo que yo había hecho, de manera que nos fue fácil relacionarnos...tenían sueños por realizar y ansiedad porque alguien les diera la oportunidad de demostrar lo que valían, por eso decidí contratarlos”.
Así de simple quedó registrado el inicio de la Historia del entusiasmo y ansias de correr riesgos, la valentía de un hombre que supo creer en los jóvenes y darles una mano, como motor de la vida.
George Martin va y viene en el tiempo en su intercambio con los periodistas, crea un efecto ricordi, parece volver a pasar por su corazón momentos inolvidables, eso nos facilitó provocarle una evocación de selección, ¿cuál sería...? :
“Es difícil. Hay muchos. Pero ese momento creo que fue en los estudios Abbey Road, estaba sentado en mi banqueta, John se paró frente a mí con su guitarra y me enseñó por primera vez la canción que había escrito y me preguntó: «…¿Qué piensas tú de esto?». Era el mes de noviembre de 1966 y él tocaba en su guitarra: «…Living is easy …». Fue la primera vez que escuché «Strawberry Fields Forever», la primera vez que alguien haya escuchado la más extraordinaria canción, y fue un momento tan mágico, fue tan hermoso… Y le pregunté: «…¿Qué puedo hacer con esto?» Y él me respondió: «Ese es su trabajo».
Casualmente, la primera vez que se permitió difundir por las radios cubanas una canción de Los Beatles, fue en 1966.
“Los Beatles son admirables porque han borrado la frontera entre la música popular y la música sinfónica”, con estas palabras, en un día triste de 1968, se despedía de su programa frente a las cámaras de TV, el cantautor Silvio Rodríguez.
Lo volvería a mencionar durante la entrega a George Martin del Título Honoris Causa en Arte del Instituto Superior de Arte (ISA):
“Acababa de escuchar Sargent Pepper, hoy día un disco de culto, un paradigma sonoro, una proeza que todavía se celebra”.
Y nosotros celebramos la conferencia magistral que brindó George Martin en la sala Charles Chaplin: ¿Cómo se grabó Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band? Una maravillosa exposición, una pieza de relojería desmontada en anécdotas, secretos, vivencias, hallazgos y rarezas por un verdadero orfebre de la creación. Vale la pena compartirla entera, en otra entrada del Blog. Lo prometo.
La visita de George Martin a Cuba fue histórica, ayudó a valorar otra vez, sus trabajos con los cantantes, actores, directores y músicos más célebres y prestigiosos del mundo; su música para cine, la fundación de estudios de grabación y la impresionante producción de más 700 grabaciones de las que al menos 30 temas resultaron número 1 en Gran Bretaña.
Dos días en la vida como un Mágico y Misterioso Viaje de la mano con el niño George golpeando suavemente las teclas de un piano, siguiendo al joven que deseaba inventar algo digno del mundo y admirando al Martin que se transfiguró en revelador de maravillas, en mago, en sabio, en alquimista, en duende del traspatio que sabe los nombres secretos, desarma cerrojos y nos presenta a ese susto encantado que solemos llamar belleza.
En la despedida me pidió que lo ayudara a cumplir un deseo: quiere volver a La Habana y ser el guarda-parque que cuide a John, día y noche, para que un día componga Strawberry Fields Forever.
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(*) Foto de portada: getinthodis.co.uk
Foto 1: Gettyimages
Foto 2: Mr. Alistair Lawrence (Edinburgh, Escocia)
Foto 3: Irishtime.com
(*) Esta nota tiene como base la crónica-entrevista, que me publicó el diario uruguayo La República, el 3 de noviembre de 2002, con el título: Un beatle en La Habana.
(*) Sergio Rinaldi. (1963, Montevideo, Uruguay)
Periodista, Comunicador, Editor y Gestor Cultural.
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