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Brasil sufre de "fetiche de uniforme", Eliane Brum.



Sin superar los traumas de la dictadura, parte de las instituciones y la prensa se comportan como rehenes ante el gobierno militar liderado por Bolsonaro, demostrando servilismo y alienación de los hechos.



El bolsonarismo reveló en todo su estupor un fenómeno cuyos síntomas se podían percibir durante la democracia, aunque fueran tímidamente diagnosticados.


Voy a llamarlo un "fetiche de uniforme", "fetiche da farda".


Es una construcción mental sin lastre en la realidad que hace que algo se convierta en su opuesto en el funcionamiento individual o colectivo de una persona, un grupo o incluso un pueblo.


El mecanismo psicológico es similar al llamado "Síndrome de Estocolmo", cuando la víctima se une al secuestrador como una forma de resistir la terrible presión de ser sometida a otro que es claramente un perverso, entonces impredecible, del cual depende su vida en condición de rehén.


El fetiche de uniforme se ha mostrado en toda su gravedad desde el comienzo del gobierno de Jair Bolsonaro y, durante el mes de mayo, se volvió aterrador: incluso en la izquierda y en el centro, los militares se describen como lo que demuestran los hechos que no son - ni han sido en las últimas décadas-, y son tratados con la solemnidad de que sus acciones y sus omisiones no justifican.


El fetiche de uniforme no es una curiosidad en la crónica política de Brasil, ya llena de bizarreces.


El fenómeno da forma a la democracia misma y está determinando el presente del país.


Se creó una narrativa fantasiosa que, bajo el gobierno de Bolsonaro, el ejército es una "reserva moral", una "fuente de equilibrio" en medio de la "falta de control" de Bolsonaro.


El debate es sobre cuánto podrían contener o no los generales al maníaco que ayudaron, mucho, a poner en el Planalto.


Categorizado el Gobierno en "alas", en donde existiría la "ideológica", compuesta por el canciller Ernesto Araújo y otros alumnos del gurú Olavo de Carvalho, y el "ala militar", entre otras, forjando así una fantasmagoría que los militares en el gobierno no tienen ideología y que la palabra "militar" ya estaba calificada en sí misma y por sí misma.


Con cada flatulencia del anti-presidente, la prensa espera ansiosamente la manifestación del "ala militar".


No por lo que efectivamente son y representan los militares, sino porque serían una especie de "oráculo" del presente y el futuro.


 



Dos Manifiestos: BASTA y ESTAMOS TODOS JUNTOS


Luego de seleccionar esta nota, conocimos el lanzamiento de dos Manifiestos públicos portentosos:


Uno divulgado por 600 juristas brasileños, denominado Basta.


Los firmantes denuncian que Bolsonaro "ejerce el noble mandato que le fue conferido para arruinar, con los fundamentos de nuestro sistema democrático, y atacar de un solo golpe a los Poderes Legislativo y Judicial, al Estado de Derecho, a la salud de los brasileños, actuando descaradamente, a la luz del día, incapaz de demostrar ningún espíritu cívico o compasión por el sufrimiento de tantos".


"Todos tenemos la firme convicción de que la ley solo tiene sentido cuando es la promotora de la justicia. Todos creemos que es necesario dar un Basta a esta noche de terror con la que se pretende cubrir a este país', remarca el mensaje.


El escrito termina con la siguiente frase: 'Seamos intolerantes con los intolerantes'.


Otro manifiesto, titulado Estamos todos juntos y firmado por personalidades de la cultura, el deporte, la medicina, educación, política y el mundo corporativo, circula por diferentes medios de comunicación, apoyado por más de 200.000 firmas:


Somos más de dos tercios de la población de Brasil y ahora hacemos un llamado a los partidos, sus líderes y candidatos para que dejen de lado proyectos de poder individuales a favor de un proyecto de país común.


Defendemos una administración pública que sea reverente a la Constitución, audaz en la lucha contra la corrupción y la desigualdad, verdaderamente comprometida con la educación, la seguridad y la salud de la población. Defendemos un país más desarrollado, más feliz y más justo.

Al igual que en el movimiento Diretas Já, es hora de dejar de lado viejas disputas en busca del bien común...Soñemos #JUNTOS y hagamos un Brasil que nos devuelva la alegría y el orgullo de ser brasileños.


 


(*) Foto de Portada: Uslei Marcelino (Reuters)




(**) Eliane Brum (1966, Ijuí, Río Grande del Sur, Brasil).


Periodista, escritora y documentalista brasileña.​


Se formó en la Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur en 1988.


Ganó más de 40 premios nacionales e internacionales de reportaje.

Foto: Marcio Pimenta.

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