Desde el siglo XIX la historia del Uruguay ha estado marcada por los impulsos democratizadores de un civilismo laico y la reacción ultraconservadora de un grupo de terratenientes monopolistas que para serlo necesitaban cooptar al Ejército y al Estado a efectos de ponerlo a actuar en su directo beneficio monopolista.
La Unidad Agroalimentaria como política desarrollista fue impulsada por la Intendencia frenteamplista de Montevideo para contribuir a consolidar la profesionalización de los productores rurales del área metropolitana a efectos de que en el futuro incluso puedan exportar a la región su producción.
Lo que la OPP y el Ministro de Ganadería se proponen con la ilegal transferencia de esa obra y de ese proyecto a una forma centralizada administrada por esas dependencias es disponer de instrumentos para coercitivamente controlar a los productores medianos y pequeños a efectos de que no se conviertan en actores competitivos de la renta monopólica de la tierra que es todo lo que pretenden y han pretendido asegurar actuando contra los intereses de toda la sociedad tanto en el siglo XIX, como en respuesta al primer batllismo como en el 59 cuando pusieron al país como un alfil del sistema financiero norteamericano y naturalmente, en la gestación de la dictadura.
No hay que subestimar ni por un segundo la gravedad de las acciones monopolistas que desenvuelven.
Comparto lo que dice Mario Pérez: una excelente síntesis de Gerardo Bleier sobre el tema del Mercado, yendo a las raíces estratégicas del problema. Comparto también, y me gustaría que Bleier lo desarrollara, la ausencia de una burguesía nacional (si es que alguna vez existió realmente con cierto poder o fue una construcción del Partido Comunista y especialmente de Rodney Arismendi). La prostitución de la burguesía nacional fue lo que permitió al imperialismo, cerrar todos los caminos al desarrollo económico de los países latinoamericanos.
Preciso, conciso y macizo. Más en este momento en que todo es tan profuso, confuso y difuso. Excelente Bleier!