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las caras de la pobreza.


Por Enrique ASCHIERI.



El estropicio infringido a la averiada vida en los márgenes inferiores de la sociedad es más que proporcional a la magnitud del colapso del sistema de acumulación a escala mundial .


¿Habría por qué esperar otro devenir?


Federico Engels en su ensayo AntiDühring señala que “la conexión entre el régimen de distribución vigente y las condiciones materiales de la existencia de una determinada sociedad es algo tan arraigado en la naturaleza de las cosas que suele reflejarse, por lo común, en el instinto popular”.


Eso continúa así hasta que el conocimiento sistemático pone “al descubierto los elementos de la nueva futura organización”.


No es inmediato, ni automático, ni inevitable. Ante el abismo de su disolución, el orden vigente puede encontrar la forma de retroceder; por cierto: a un costo político cada vez mayor. Si este conjunto de situaciones tuvieran como único posible desenlace el de avanzar, la política sería una actividad advenediza.


Pero no lo es, porque es la política la que puede hacer efectiva o no la voluntad de cambio.


La voluntad de cambio aparece porque el avance de las fuerzas productivas le alumbra a la conciencia que eso es posible a partir de los recursos que aporta la generación del excedente económico (definido grosso modo: producto menos salarios).


Los efectos económicos de la tecnología vigente y sus perspectivas “y de todo el conjunto de mecanismos movido por ella, del comercio mundial, de los bancos y del desarrollo del crédito en la época actual”, no pueden borrarse de la faz de la tierra a los tiros, puntualiza Engels al respecto en 1878 cuando dio a la imprenta lo que fue la primera edición del AntiDühring. Hace catorce décadas.


hay suficientes recursos para atender a las minorías que por una u otra causa están en el margen.

Con un producto bruto per cápita mundial actual de alrededor de 18.000 dólares (calculado según poder de compra norteamericano), verdad que muy mal distribuido entre unos pocos habitantes del planeta que tienen mucho y otra enorme mayoría que tienen poco, se observa que hay suficientes recursos para atender a las minorías que por una u otra causa están en el margen.


El infierno de los otros


De manera que habiendo suficiente excedente —y lo hay desde hace décadas— las respuestas violentas de inequívoco aroma fascista que suelen recibir las minorías que habitan los márgenes del sistema son una rémora del pasado, agitada por la derecha en los diferentes países para que a nadie se le ocurra sacar los pies del plato de un estado de bienestar lo más apocado posible.


Pero, ¿cuál es el significado demográfico de los orilleros?


Por fuera de los subsidios al desempleo que son coyunturales, entre el 4 y el 6 % de la población mundial debe ser atendida por siempre con el gasto público por la cuestión estructural de que son seres humanos que o bien no pueden generar ingresos o bien necesitan una mano inicial para ponerse en órbita.


El sistema no solo no se va a resentir, sino bien al contrario va a funcionar mejor, de momento que la inversión es una función creciente del consumo.


Según el reciente informe de la ONU (2020) sobre migraciones globales, hay 272 millones de migrantes internacionales (3,5% de la población mundial). El 52 % de los migrantes internacionales son hombres; el 48% mujeres. El 74 % por ciento de todos los migrantes internacionales están comprendidos en edad de trabajar (20 a 64 años).


Posiblemente el de los inmigrantes sea el grupo que menos asistencia requiera y acotada en el tiempo, no obstante lo cual la moneda corriente es la feroz represión.


Hay algo menos de 11 millones de personas encarceladas en el mundo.


De unas décadas a esta parte siempre la mitad de la población carcelaria global la explican los Estados Unidos (el país que más gente pone tras las rejas, generalmente negra), Rusia y China. Brasil tampoco se anda con chiquitas.


Según los distintos estudios sobre esta temática en el año 2000 había aproximadamente 20% menos de población carcelaria mundial que por estos días.


De acuerdo a distintas fuentes, en la actualidad la población carcelaria global creció algo así como el 10% por sobre lo que creció la población mundial.


Durante el transcurso de estas dos décadas, un mundo envejecido (las canas alejan marcadamente los problemas de este tipo con los canas) y con la distribución del ingreso escorada, sugieren ser síntomas de una tasa de encarcelamiento aumentada lisa y llanamente para poner bajo arresto a la pobreza.


Según la ONU, la tasa de población carcelaria mundial es de 144 encarcelados por cada 100.000 habitantes. Este promedio varía bastante entre países y continentes, pero tal variabilidad no le hace perder su carácter de parámetro.


La edición de la segunda semana de julio, The Economist vino con un informe especial titulado: “La etapa del desorden mental” (The Age of Unreason), centrado en analizar la salud mental como problema económico global, en vista de que sus costos han subido y tienen perspectiva de seguir haciéndolo.

Las encuestas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) exponen que los gastos en servicios de salud mental se incrementa pronunciadamente una vez que el PIB per cápita alcanza los 20.000 mil dólares anuales.


La OCDE, organización cuyos miembros son los países más ricos del planeta, manifiesta que los costos directos e indirectos de atender las enfermedades mentales exceden el 4% del producto bruto en algunos lugares.


Un reporte de la Escuela de Salud Pública de Harvard y el Foro Económico Mundial revela que entre 2011 y 2030 las enfermedades mentales tendrán un costo mayor a los 16 billones de dólares en todo el mundo (cifra muy importante, si se toma como referencia que el producto bruto mundial en la actualidad ronda los 129 billones de dólares).


Este gasto es mayor que el de otras enfermedades como el cáncer, los padecimientos cardiovasculares o la diabetes.


Los sondeos sugieren que la incidencia de enfermedades mentales serias, tales como esquizofrenia y el desorden bipolar, están comprendidas en un rango de entre 1,5 y 3% de la población mundial, mientras que la incidencia de enfermedades mentales más leves varían mucho entre cada país.


El informe concluye abogando por generalizar la muy singular experiencia de la ciudad belga de Geel, que desde hace cinco siglos tiene como costumbre comunitaria atender a los enfermos mentales poniéndolos bajo el cuidado de las familias que habitan el lugar. Es así como “la enfermedad mental, tan a menudo aterradora, parece usual aquí. El sistema de Geel incorpora principios para lidiar con la misma (dignidad, franqueza, bondad, paciencia) que las sociedades de todo el mundo deberían adoptar”, recomienda el ensayo periodístico de la revista inglesa.


El hambre, conforme los últimos datos disponible de la ONU, es padecida por 820 millones de personas. Darle a los famélicos 5 dólares por día para la comida los sacaría de esa situación.


Eso significa que los otros 6.880 millones de habitantes que no pasan hambre, aunque 2.200 millones acusen sobrepeso, deberían dedicar aproximadamente 200 dólares al año de su PIB per cápita anual de 18.000 dólares, el 1% digamos para sacarlos de la inanición.


Está claro que es perfectamente factible.


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Y en Uruguay?



Población privada de libertad


  • La población carcelaria aumentó a lo largo de 2019.

  • En América del Sur, Uruguay sólo es superado por Brasil en tasa de prisionización con un registro de 328 presos cada 100.000 habitantes.

  • A enero de este año había 11.732 personas privadas de libertad en el país (en diciembre eran 10.907 varones y 628 mujeres).


Salud Mental


Las cifras a nivel mundial revelan que la esquizofrenia y otros trastornos próximos a ella afecta entre el 0,5% y el 1% de la población de un país.


Si incluimos en la cifra anterior los trastornos de los estados de ánimo mayores, el porcentaje puede llegar al 2%.


Luego tenemos una amplia franja de enfermedades, que afectan a la vida normal de las personas, sin configurar patologías graves, que puede llegar hasta el 20% e incluso el 25% de la población. Aquí están incluidas lo que antes llamábamos neurosis y los síntomas depresivos.


Más de la mitad de las enfermedades mentales pueden empezar desde los 14 años debido a factores como el sedentarismo, las dietas poco saludables y las adicciones.



Pobreza


En abril la incidencia de la pobreza aumenta al 11,6% (un incremento de 3,1 puntos porcentuales), lo cual significa que entre 94 mil y 127 mil personas cayeron por debajo de la línea de pobreza en este período (esto significa un incremento del entorno del 35,6%), según informe del Instituto de Economía de la Udelar.


"Cada 0,1% adicional de contracción del PBI, incrementa aproximadamente 0,21 puntos porcentuales nuestra estimación de la incidencia de la pobreza”.


Según la UDELAR el aumento en la pobreza sería “mitigable” y podría “neutralizarse” por medio de transferencias monetarias.


“Estimamos que mantener la pobreza en los niveles de 2019, implica poco menos de mil millones de pesos mensuales adicionales, es decir aproximadamente 22 millones de dólares mensuales. Desarrollar esta política por un año representa un costo anual de 0.44% del PIB de 2019”.






Autor: Enrique Aschieri

(Argentina)

Licenciado en Economía.

Magíster en Relaciones Internacionales.

Profesor de Economía Internacional y de Economía Regional.

Editor de la revista académica “Ensayos de Economía Política”- UCES, e Investigador en dicha universidad.


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